Arquitectura de innovación y sabia tradición de Gaudí
La arquitectura de Antoni Gaudí (1852-1926), máximo representante del modernismo catalán y autor de una obra que ha alcanzado una amplia difusión internacional, es uno de los principales atractivos de Barcelona. Y no sólo por el extraordinario templo de la Sagrada Familia, sino también por muchas otras creaciones sorprendentes en las que la geometría y el volumen se alían para formar combinaciones insólitas. Gaudí fue mucho más allá del modernismo ortodoxo y desarrolló un estilo muy personal que se inspiraba en la observación de la naturaleza y fomentaba el uso de formas geométricas como el helicoide, el hiperboloide, el paraboloide hiperbólico y el conoide. Además, integró en su arquitectura elementos artesanales como la vidriería, la cerámica, la carpintería o la forja de hierro, que dan un toque muy característico a sus obras y las convierten en una mezcla perfecta de tradición e innovación.
Las características de su obra impresionaron profundamente al industrial catalán Eusebi Güell, iniciándose un fructífero mecenazgo que desembocaría en algunas de las creaciones más destacadas del arquitecto reusense: las bodegas Güell (Gaudí Garraf), el Palacio Güell y, por supuesto, el Parque Güell. Pero el momento más decisivo de su trayectoria llegó en 1883, cuando aceptó hacerse cargo de las obras del templo expiatorio de la Sagrada Familia. Tras modificar sustancialmente el proyecto inicial la convirtió en su obra cumbre, que provoca admiración en todo el mundo y se ha convertido en uno de los mayores símbolos de la ciudad condal. A partir de 1915 Gaudí se dedicó en cuerpo y alma a este proyecto.
Palacio Güell
El conde Güell encargó a Gaudí la construcción de su casa familiar, en la calle Nou de la Rambla de Barcelona. Gaudí diseñó una entrada monumental con unas magníficas puertas de arcos parabólicos y rejas caladas de hierro forjado, decorando el interior del palacio con una suntuosa decoración de estilo mudéjar, donde destacan los techos con artesonados de madera y hierro.
Colegio de las Teresianas
Gaudí cumplió la voluntad de la orden de reflejar austeridad en el edificio, en cumplimiento del voto de pobreza; siguiendo las indicaciones de las religiosas proyectó un edificio sobrio, realizado en ladrillo por fuera, y con algunos elementos de ladrillo por dentro. También incorporó a la fachada rejas de hierro forjado, uno de sus materiales preferidos, y la coronó con un conjunto de almenas que sugieren un castillo.
Casa Calvet
Por encargo de la razón social Hijos de Pedro Mártir Calvet, Gaudí construyó la Casa Calvet en la calle Caspe de Barcelona. La fachada es de piedra de silería adornada con balcones de hierro forjado y rematada por dos frontones, coronados con cruces de hierro de forja. En este proyecto Gaudí se decantó hacia el barroco con el uso de columnas salomónicas, la decoración con temas florales y el proyecto de azotea con cascada y maceteros de aire rococó.
Parque Güell
Su principal proyecto a principios del siglo XX fue una urbanización residencial al estilo de las ciudades-jardín británicas. Aunque la idea no tuvo éxito, Gaudí desplegó puso en práctica muchas de las innovadoras soluciones estructurales que culminaron en la Sagrada Familia. El Parque Güell se sitúa en el barrio del Carmelo, un paraje abrupto, con fuertes desniveles que Gaudí sorteó con un sistema de viaductos integrados en el terreno. Más sobre el Parque Güell.
Casa Batlló
Una de sus obras más emblemáticas. Conservó la forma rectangular de los balcones del edificio original, con barandillas de hierro con forma de antifaz, y dio al resto de la fachada una forma ondulada en sentido ascendente. También revistió la fachada con cerámica de pedazos de cristal de varios colores y cubrió el patio interior con una claraboya de cristal sostenida por una estructura de hierro con forma de doble T, que apoya en una serie de arcos catenarios.
Casa Milà
Más conocida como La Pedrera, la concibió alrededor de dos grandes patios de forma curvilínea, con una estructura de pilares de piedra, ladrillo y hierro colado, y entramados de jácenas de hierro. Toda su fachada está realizada en piedra calcárea, salvo la parte superior que está cubierta de azulejos blancos, evocando una montaña nevada.
Sagrada Familia
Su obra cumbre, una síntesis de toda su evolución arquitectónica. Tras realizar la cripta y el ábside en estilo neogótico, concibió el resto del templo en un estilo orgánico, imitando las formas de la naturaleza. El interior debía parecerse a un bosque, con un conjunto de columnas arborescentes inclinadas, de forma helicoidal, creando una estructura a la vez simple y resistente. Esta magna obra tiene planta de cruz latina, de cinco naves centrales y transepto de tres naves y ábside con siete capillas. Cuenta con tres fachadas dedicadas al Nacimiento, Pasión y Gloria de Jesús y cuando esté concluida tendrá dieciocho torres, dos sacristías junto al ábside y tres grandes capillas. Es, con diferencia, el monumento más visitado de Barcelona.