El otro día hablábamos del Palacio de la Generalitat de Cataluña, uno de los edificios más importantes no sólo de Barcelona sino también de toda Cataluña. Hoy, sin apenas alejarnos ni unos metros del palacio de la Generalitat y sin dejarlo de vista, nos adentraremos en el ayuntamiento de Barcelona, el otro importante edificio de la ciudad que está precisamente frente al palacio de la Generalitat en la misma plaza de San Jaime.
Este edificio es el organismo oficial de Barcelona que alberga a más funcionarios públicos en toda la ciudad de Barcelona. Desde aquí se gestionan temas de interés ciudadano como: planificación urbanística, todo lo referente al transporte de la ciudad, recaudación de impuestos, seguridad vial, mantenimiento de la ciudad y un largo etcétera.
En cuanto al edificio del ayuntamiento hay que decir que su fachada principal, la que da precisamente a la plaza San Jaime es de estilo neoclásico, ideada por el arquitecto Josep Más i Vila entre el 1831 y el 1847. En su día esta fachada principal fue muy discutida ya que ideaba una corriente progresista.
Al igual que la Generalitat de Cataluña, el edificio del ayuntamiento consta de tres plantas: la planta baja, primera y segunda. En la planta baja, que es por donde se accede al edificio, hay una entrada principal con una gran compuerta realizada en arco de medio punto y flanqueada por otras entradas a cada lado del mismo estilo.
En la primera planta se encuentra el balcón principal que da a la plaza San Jaime. En esta planta y siempre hablando sobre la fachada principal existen nueve ventanales. Tres de ellos situados detrás del balcón principal y otros tres a cada lado del edificio.
En la fachada de la segunda planta existen también nueve ventanales de igual manera distribuidos pero un poco más pequeños que en el de la planta inferior. Justo en medio de la segunda planta se sitúa el reloj del ayuntamiento.
Entre la primera y la segunda hay construidas cuatro columnas de estilo neoclásico acabadas en capiteles de estilo jónico. Esto hace que al salir al balcón uno quede resguardado de la lluvia, además de imponer más elegancia a uno de los edificios emblemáticos de la ciudad.