En el año 1992 el día 25 de julio se comenzaron a celebrar los juegos olímpicos de Barcelona 92 en España, finalizándolos el 9 de agosto. Participaron 169 países con un total de 9356 atletas.
Con la llegada de Pascual Maragall a la alcaldía en 1982 el proyecto cogió fuerza para que en 1986 fuese elegida en Lausana (Suiza) dentro del Comité olímpico Internacional. España, el país anfitrión de los Juegos consiguió en Barcelona 92 trece medallas de oro.
A raíz de las olimpiadas de Barcelona 92, la ciudad mejoró sus infraestructuras como el aeropuerto de El Prat, se construyó el Estadio Olímpico y el Palau Sant Jordi y se modernizó muchas partes de la ciudad como la Vila Olímpica.
La mascota diseñada por Javier Mariscal para Barcelona 92, el Cobi, rompió con las formas más tradicionales de representar una mascota para unos juegos olímpicos. En este caso se representó un perro, con estilo cubista, al principio no tuvo una gran acogida en la gente, a medida que se iba acercando el evento empezó a gustar cada vez más a la sociedad.
Uno de los temas musicales más escuchados durante el evento fue el album “Barcelona” que se convirtió en la canción oficial de los juegos de Barcelona 92. Compuesto entre el año 1987 y 1988 y cantando por Freddie Mercury, lider de Queen y Montserrat Caballe, cantante de ópera, con la colaboración de Mike Moran bajo la dirección de orquesta y piano.
En el anterior artículo sobre el legado olímpico dejado en la ciudad de Barcelona, nos dedicamos ampliamente a destacar todo lo referente a la parte de la villa olímpica y puerto olímpico, zonas que en su día estaban algo abandonadas y que pasaron a ser de lo más atractivo de la ciudad.
Hoy nos centraremos en el anillo olímpico situado en la montaña de Montjuïc y donde se ubicaron la mayoría de las instalaciones deportivas donde se realizaron los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
La montaña olímpica de Montjuïc se convirtió durante el verano de 1992 en un monte Olimpo donde concurrieron diferentes especialidades deportivas. El estadio de Montjuic fue escenario de la inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos, allí permaneció la llama olímpica y se disputaron las mejores pruebas de atletismo. Este estadio, poco utilizado en la ciudad, fue remodelado por completo pero manteniendo su estructura principal.
Al lado del estadio olímpico se construyó posiblemente el que fue ícono de los juegos, el pabellón o palacio Sant Jordi. Un pabellón polideportivo capaz de albergar a 17.000 personas y con una estructura exterior impresionante. La obra fue diseñada por el arquitecto japonés Kawaguchi que impresionó al mundo entero con esta magnífica obra. En el Palau Sant Jordi, que hoy en día sirve de escenario para diferentes eventos y acontecimientos, durante los Juegos Olímpicos fue el lugar donde se realizaron deportes como: gimnasia deportiva, voleibol o balonmano.
El Palau Sant Jordi
Después de las olimpiadas de Barcelona 92, el Palau Sant Jordi ha sido un ícono de la cultura y la diversión en Barcelona. En este lugar se han realizado los conciertos de los mejores artistas de todo el mundo, además ha sido sede de finales de la Copa Davis o de partidos importantísimos de baloncesto. En su día se acogieron aquí los mundiales de atletismo en pista cubierta y también se ha adaptado como pista de hielo o incluso de nieve.
Las piscinas Picornell fueron el tercer punto importante del anillo olímpico durante los Juegos de Barcelona 92. Las finales de natación, waterpolo y saltos de trampolín se disputaron en estas piscinas que están situadas a pocos metros del estadio olímpico y del Palau Sant Jordi.
Los Juegos Olímpicos dejaron un importante legado a la ciudad de Barcelona, reflejado no sólo en las mejores de la infraestructura sino también en el carácter de sus ciudadanos que se abrió más que nunca.
Barcelona se nutre tanto de arquitectura propia y tradicional como de la aprovechada de las ocasiones especiales, ya sea exposiciones universales o los mismos juegos olímpicos de Barcelona 92. Hoy hablaremos, precisamente, de una de las edificaciones que se conservan y se usan muy a menudo y que fue construida con motivo de los juegos olímpicos de Barcelona 92. Nos referimos al Palau Sant Jordi.
De hecho, algunos opinan que se trata de la mejor obra de las realizadas con motivo de las olimpiadas. Lo cierto es que para las olimpiadas se hicieron muchas obras y la misma montaña de Montjuic quedó bien nutrida de edificios espléndidos. No obstante si que es verdad que el Palau Sant Jordi tiene algo que atrae la mirada.
Sus curvas tienen la elegancia de la discreción y la enorme virtud de acoplarse al entorno como un traje hecho a medida, tanto en relación con el resto de elementos arquitectónicos que componen el “Anillo Olímpico” como a los perfiles y los volúmenes de la montaña.
Recordando lo dicho hace poco, que es el mejor edificio de los construidos para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, la complejidad de la cúpula, que construida en el suelo y tuvo que ser alzada con gatos hidráulicos y colocada en una complicada operación que duró diez días, quizás le merezca no el mejor pero sí el más trabajado de los juegos olímpicos.
El edificio tiene capacidad para 17 mil espectadores y su autor es el japonés Arata Isozaki. Frente al Palau Sant Jordi podremos apreciar un bosque de extraños árboles artificiales que, con troncos de cemento y cables flexibles de metal, nos costará adecuarlo al entorno. Este “bosque” fue obra de Aiko Miyawaki y tiene por nombre “Utsurohi”, es decir, cambio.
En fin, la Barcelona olímpica tiene más de una representante por toda la ciudad, como por ejemplo el mismo Palau Sant Jordi o el mismo Puerto Olímpico. Las olimpiadas fueron la escusa perfecta para reorganizar y volver a llenar la ciudad de edificios emblemáticos, cosa que Barcelona ha sabido aprovechar y mantener la utilidad de dichos lugares y edificios a diferencia de otras muchas ciudades, que no saben que hacer con edificios emblemáticos que fueron utilizados tan sólo una vez para cierta ocasión especial.