La riqueza de su gastronomía mediterránea
La gastronomía de Barcelona, al igual que la del resto de Cataluña, es esencialmente mediterránea, con una gran variedad de productos debido a su situación entre el mar y la montaña, lo cual le otorga una gran riqueza a sus recetas. Por ello, no es difícil encontrar platos que combinan productos de mar con otros de montaña, como las albóndigas con sepia o el "mar i muntanya", un plato elaborado a base de pollo con cigalas.
Destacan además platos como la escudella i carn d'olla, el típico cocido catalán, o como los canelones, el fricandó de ternera con setas, la zarzuela de pescado, las patatas con sepia, el arroz de marisco o la esqueixada de bacalao, sin olvidarnos en ningún momento de su famoso "pa amb tomàquet", que se acompaña normalmente con alguno de sus embutidos, como el fuet.
A la búsqueda del mejor pan de la ciudad
Barcelona tiene un culto a la panadería, considerada por todo natural como la quintaesencia de la buena vida. El horno es el sagrado recinto donde se compra el pan de cada día además de surtirse de ensaimadas, cocas, magdalenas o cualquier otro producto que hace las delicias de todos los que entre comidas saboreamos las delicias del pan acabado de cocer. Hay montones de panaderías y en general abundan las buenas pero lo cierto es que para no perderse entre motañas de ofertas hemos seleccionado las mejores y las mejor ubicadas para que el visitante se apunte a este festín.
La ruta que proponemos va desde la vila de Gràcia hasta Ciutat Vella, con una pequeña incursión por el barrio de l'Eixample. La primera iglesia del pan artesanal donde debemos repostar es el Forn Fortino, uno de los pocos que siguen usando un verdadero horno de leña. En el Fortino se puede disfrutar tanto su pan artesano como su bollería. Aunque tienen una buena presencia de productos clásicos de panadería, la oferta está dominada por panes y pastas con todo tipo de harinas (kamut, espelta, orgánica …), así como frutos secos de toda forma , tamaño y color. Echen un vistazo a su web para darse cuenta de su diversidad de productos. Las chapatas y el pan campesino también son algo crujiente. Así que en caso de moverse por Gràcia, la cosa no tiene pierde: Están en Travessera.
Bajando en dirección al centro histórico, nos encontraremos el Horno Balmes, que se hizo famoso por inverntar el pan de Sant Jordi y que ofrece unos productos clásicos más que correctas, tanto en pan como dulces. Tiene una oferta más convencional que el anterior, pero trabajan a la vieja usanza y se puede encontrar un pan para hacer bocadillos que es bocata di cardinale. Tienen solera demostrada pues son la cuarta generación de panadero y funcionan en automático. Se encuentra en Balmes 156, casi esquina con Diagonal
En el mismo Eixample, relativamente cerca de la Balmes, tenemos el Forn de Pa Turris. Su pan, que lleva por nombre Turris, es una pieza indescriptible: corteza gruesa, crujiente y bien cocida. Interior esponjoso de un color perlado bonito y un toque de buena calidad. Aromas de masa suave y buenas harinas. Algo excelente, inmejorable vaya, al igual que su oferta dulce. No dejen de probar el pan de orégano, tomates secos y panceta. Aunque toca hacer cola, pues ya todo el mundo sabe de su exquisita calidad, no se preocupen por la espera. Seguro valdrá la pena.
Si hablamos de panadería y de hornos, toca concurir a la Barcelona-Reykjavik. Su producto es muy bueno aunque entre panóflios se discute la calidad de su masa. Su pan es tupido, tiene la miga espesa y húmeda, lo cual la hace ideal para mojar pan con tomate. La tienda original está en el Raval y ahora tienen una en Gràcia pero es un lugar que está de moda por buenos motivos.