De entre todos los lugares que se pueden ver en Barcelona, que son muchos, el Park Güell es una visita ineludible, uno de los lugares más emblemáticos de la capital, que nadie que llega a la Ciudad Condal debe dejar de conocer.
Situado en el carismático Barrio de Gracia, y con una extensión de más de 17 hectáreas, el parque está declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Pasear por él es una experiencia inolvidable, ya que su autor, el prestigioso arquitecto Antoni Gaudí, supo llenar el lugar de una espiritualidad y magia que envuelve al visitante y le acompaña en todo su recorrido.
Podemos decir que el Parc Güell es el resultado de un sueño fallido. Cuando Eusebi Güell, industrial y político que ostentaba el título de conde, compró, a finales del siglo XIX, estos terrenos en Gracia, su intención no era la de crear un parque, sino una especie de ciudad-jardín destinada a las familias de clase alta de la ciudad, un grupo de viviendas rodeadas de naturaleza y con algunas zonas comunes, como la famosa plaza, uno de los espacios más conocidos del lugar, o como el llamado "Turó de les Tres Creus", una colina donde se había proyectado construir la capilla de la ciudad-jardín, y donde hoy se levantan tres imponentes cruces, un auténtico mirador desde el que se tiene una panorámica fantástica de la ciudad.
Dispuesto pues el conde Güell a convertir su sueño en realidad, encargó el proyecto a Gaudí, quien enseguida se puso manos a la obra ayudado por sus colaboradores habituales, prestigiosos profesionales como Francesc Berenguer o Josep Maria Jujol. Sin embargo, por algún motivo, pasaron algunos años y no se conseguía vender las parcelas. El sueño de Eusebi Güell no consiguió cuajar entre las familias pudientes barcelonesas y en el año 1922, ante la gran belleza del lugar, se decidió que no podía desperdiciarse y se abrieron sus puertas al público como parque.
Así, el sueño frustrado del conde, que iba destinado a unos pocos privilegiados, acabó en un sueño hecho realidad para los barceloneses y visitantes, que pudieron disponer desde aquel momento de un bellísimo parque lleno de arte y naturaleza, un lugar por donde pasear que enseguida se convirtió en el favorito de los habitantes de la ciudad, tanto por su atractivo como por las hermosas vistas que desde él se tienen de Barcelona y del mar.
El arte y la naturaleza se dan la mano en el lugar y se mezclan, gracias al ingenio de Gaudí, que supo trabajar la piedra de tal manera que al ver sus columnas y sus formas ondulantes nos sugirieran elementos de la naturaleza como ríos, estalactitas y árboles.
En nuestro recorrido podremos ver el Museo del Parc Guell, cuyo edificio fue la vivienda de Gaudí mientras duraron las obras. Encontraremos dentro del parque asimismo espacios llenos de vistosidad, collages hechos con trocitos de vidrios y cerámica de colores, una verdadera muestra del más puro estilo gaudiniano, como los bancos de la plaza o como el dragón que se encuentra en la escalinata de su entrada principal, convertido hoy en día en todo un icono y símbolo de la ciudad.