La sugerencia de hoy puede llegar a ser un regalo para quienes deseen disfrutar de lugares pintorescos sin abandonar la provincia de Barcelona. En concreto, lo que aquí se propone es descubrir uno de los municipios más genuinos y encantadores de la comarca del Bages, aún impregnado del encanto de las construcciones medievales: Súria.
Aunque para una inmensa mayoría esta seductora villa de 6.300 habitantes es conocida por ser la patria chica de la cantante Beth, también es famosa por sus minas de potasa. En cualquier caso, su principal aliciente hay que buscarlo en el Poble Vell (Pueblo Viejo), un núcleo urbano que rodea a un antiguo castillo y que todavía conserva la atmósfera de la Baja Edad Media: arcadas, callejuelas estrechas, viviendas restauradas con buen criterio…
Sin duda, se debe paladear sin prisas este enclave privilegiado. Asimismo, tampoco hay que perderse el ya citado castillo, un edificio de planta trapezoidal que da cabida a una torre románica de planta cuadrada y una estancia cubierta con una bóveda apuntada gótica.
Por último, vale la pena acercarse hasta el santuario de la Mare de Déu del Roser, la antigua parroquia de Sant Cristòfol. El edificio cuenta con un ábside semicircular, una preciosa ventana lateral y un campanario exento de factura románica.
En las inmediaciones, destaca la iglesia de Sant Martí de Cererols (o Sererols), hoy Santa Maria, de origen románico y precedida por un atrio de época mucho más reciente. Otros monumentos de interés son la ermita de Sant Salvador del Quer, una construcción románica del siglo XIII que ha sufrido notables transformaciones, y la torre del Fusterets, una atalaya de planta circular erigida en el siglo XI.
Por supuesto, conviene visitar las minas de potasa (de silvinita y carnalita), descubiertas en 1912. Gracias a las mismas, Súria atrajo en el pasado a un buen número de inmigrantes en busca de una ocupación.
Súria, en el Cardener, es uno de los municipios con los cascos históricos o pueblos antiguos más bonitos de toda la provincia de Barcelona. Su Pueblo Viejo nació a finales de la Edad Media bajo la sombra del castillo y durante los siglos XII y XIII se convirtió en una auténtica villa fortificada, emplazada encima de una colina que controlaba y dominaba perfectamente la ruta de la sal en su paso por el Cardener.
El pueblo viejo, por ello mismo, ha sido escenario de numerosas batallas, sobre todo durante las guerras carlistas.
Aún hoy, podemos notar en el aire una reminiscencia de un pasado lejano y mucho tiempo olvidado, un aire que nos llevará a siglos atrás bajo el amparo de la tradición medieval, con las casas y calles estrechas y porticadas que se apiñan dentro del recinto amurallado. Todo ello se completa a la perfección con unas estupendas vistas sobre el río Cardener y un imponente castillo que se yerge sobre la roca.
El Castillo de Suria, pues, es una visita obligada al Pueblo Viejo de Sùria. Nació como torre de vigilancia cuando la Catalunya central era una zona fronteriza entre cristianos y musulmanes y, según dice la tradición, los árabes lo llamaban Al-Huraisa, es decir, la "la pequeña guardia". Posteriormente el castillo fue residencia de señores y castellanos y su remodelación más importante la sufrió durante las guerras carlistas del siglo XIX. Fue entonces cuando el castillo adquirió su planta cuadrada actual y además fue fortificada, hecho que hizo que el Pueblo Viejo de Suria fuera una plaza militar importante en la Catalunya central.
Otro de los monumentos del Pueblo Viejo de Suria es la iglesia del Roser, levantada al lado del castillo y documentada por primera vez hace casi un milenio como la parroquia de Soris. Se trata de un templo de planta rectangular, con una torre del campanario y ábside. El conjunto formado por ambos, por el castillo y la iglesia es una de las imágenes más características del municipio.
En su interior, además, se han descubierto algunos restos íberos que nos demuestran que la colina del Pueblo Viejo registró presencia humana desde hace mucho tiempo. Dentro, en el ábside románico ha sido recuperado una pintura mural del siglo XV.
Por último, y antes de empezar un paseo tranquilo y concienzudo recomendamos ir a la Plaza Mayor, otro de los símbolos de Suria. Fue centro de la vida social de Súria durante muchos siglos, hasta que se produjo la expansión urbanística del siglo XIX. Se caracteriza sobre todo por su planta triangular y por la sensación de acogida que ofrece a todo aquel que lo visita.